El Desierto de Atacama, ese vasto y silencioso laboratorio natural que se extiende por el norte de Chile, es reconocido mundialmente por sus condiciones extremas: la aridez más absoluta, una radiación solar implacable y una biodiversidad microbiana única adaptada a la resiliencia. Estas características lo convierten en un polígono de pruebas invaluable para la astrobiología, la biotecnología, la geología, ciencias humanas, ciencias sociales y el estudio del cambio climático global y la resiliencia constante en las comunidades del Desierto de Atacama, forjada por la adaptación a un entorno extremo, manifestada en la fuerte identidad cultural, sabiduría ancestral para sobrevivir, tradiciones únicas y una profunda capacidad de transformación de la adversidad en fortaleza comunitaria.
Tradicionalmente, la investigación científica ha operado en silos, con datos e informaciones resguardados en centros académicos específicos. Sin embargo, los desafíos que enfrentamos hoy, como la sobreexplotación hídrica, la contaminación minera y la gestión de residuos industriales, exigen un enfoque distinto: la ciencia abierta (open science).
Aquí es donde el Nodo Laboratorio Natural Desierto de Atacama, conocido como LANDATA, emerge como un actor fundamental. Liderado por la Universidad Católica del Norte (UCN) y financiado por la ANID, LANDATA no es solo un proyecto de investigación, sino una plataforma que busca articular la ciencia, tecnología, conocimiento e innovación (CTCI) en colaboración con las comunidades locales.
El verdadero potencial de LANDATA reside en su compromiso con la democratización del conocimiento. La ciencia abierta implica que los datos recopilados, los métodos utilizados y los resultados obtenidos sean accesibles para todos: otros científicos, gestores públicos, comunidades locales y la sociedad civil.
¿Por qué es esto crucial? Porque la transparencia y el acceso a la información empoderan la toma de decisiones. Un ejemplo claro es el uso de plataformas como el Open Data Cube (Cubo de Datos Abiertos), que ya se ha utilizado para monitorear humedales y su estado hídrico en la región, permitiendo una fiscalización más informada de las actividades industriales.
LANDATA está generando una hoja de ruta para la gestión sostenible de territorios clave como la cuenca del Río Loa, el Salar de Llamara, la Península de Mejillones o la frontera sur del Desierto de Atacama. Al transformar las reflexiones en medidas concretas, la iniciativa demuestra que el conocimiento territorial, generado desde y con la comunidad, es vital para la protección de este patrimonio único.
El desafío ahora es consolidar esta infraestructura de datos abiertos. El desarrollo de herramientas como el Geoportal Landata es un paso en la dirección correcta para visualizar y compartir la información de manera eficiente.
El Desierto de Atacama nos ofrece una extraordinaria oportunidad -de oro-, no solo por sus recursos estratégicos (como el litio o el cobre), sino por su valor científico y su fragilidad ecológica. Adoptar la ciencia abierta a través de iniciativas como LANDATA no es una opción, sino una necesidad imperativa para asegurar que el desarrollo futuro de las regiones presentes en la macrozona norte sea verdaderamente sostenible e inclusivo. Es la ruta para pasar de ser meros extractores de recursos a ser gestores informados de un ecosistema irremplazable.